"Debo ser la persona más pálida de Río; andaba por la playa envuelta en una túnica y con una especie de turbante en la cabeza", contó la artista de 25 años a LA NACION, después de una serie de shows en Brasil, sus primeras presentaciones en América latina.
"Tenía mucha ganas de venir a tocar a América latina porque no he escuchado más que cosas maravillosas sobre el público latinoamericano. Los fans son súper apasionados. En los shows que he tenido acá en Brasil había como una euforia masiva; la gente se entrega por completo al momento, a la música; todo el mundo está cantando y bailando. Creo que es una cuestión cultural. Ha sido una experiencia genial", subrayó Welch, quien en octubre último lanzó el segundo álbum, Ceremonials .
El nuevo disco, al igual que el primero, Lungs (2009), fue un éxito instantáneo en todo el mundo. Después de haber sido telonera de Courtney Love y de MGMT, en 2010 ya le tocó calentar estadios para U2. Canciones como "Kiss With a Fist" y "Dog Days Are Over" fueron incluidas en las bandas sonoras de populares series de TV como Glee, 90210 o Gossip Girl y se volvieron hits.
Más allá de la música, su brillante cabellera pelirroja -falsa, en realidad es morocha- y su particular imagen atrajeron a diseñadores de la alta costura: Karl Lagarfeld la invitó a participar del desfile que hizo para Chanel en la semana de la moda en París, mientras que su tema "Hurricane Drunk" inspiró la colección de Gucci. Sin estruendos ni escándalos, pero con bastante talento, en muy poco tiempo Welch se consagró como la nueva musa del glam-rock actual.
Al aparecer en un salón del hotel Windsor Barra, vestida con una blusa Vilshenko de motivos rusos en tonos pastel, pantalones rosados de Topshop y zapatos del mismo color de Stella McCartney, a Welch se la ve frágil y tímida; muy diferente de la persona que encarna sobre los escenarios, segura, sensual e imponente.
"Aún no estoy muy cómoda con eso de la personalidad pública -reconoce-. Para mí el escenario es un lugar seguro. Estar ahí arriba es como poder controlar el clima; puedo predecir qué es lo que va a pasar, utilizar mis emociones para crear los efectos que quiero lograr en el público. Fuera del escenario no sé qué puede pasar, cómo me voy a sentir con la gente que me topo. Estoy buscando un equilibrio entre una cosa y la otra, pero a medida que hago más shows, siento como que la Florence que está en escena se está apoderando de toda mi realidad. Tengo que volver sobre el escenario para comprender lo que me está pasando, porque si no, desde abajo todo se ve muy extraño."
-¿Te asusta eso?
-No, porque la Florence que se ve sobre el escenario es parte de mí. No creo que haya cambiado como persona. Sí creo que he crecido como intérprete, me siento más segura como artista, con mi arte, que pasó a otro nivel. Pero no tengo ese temor a perderme en la persona pública porque creo que me he mantenido honesta respecto a lo que soy, no he traicionado mi ser. Estoy feliz con ser un ser humano con sus virtudes y defectos, no un producto.
-Tus canciones tienen ángulos místicos de temas como la muerte, el amor, el dolor, el sexo y la violencia; usas símbolos religiosos, pero sin embargo no buscas meterte con el mensaje religioso. ¿Por qué?
-Sí, me fascinan los íconos religiosos, me atraen mucho los extremos de la religión: la luz y la oscuridad, ese sentimiento de catarsis. Yo lo asocio con la música, con la sensación de trascendencia que siento al cantar, la idea de ir más allá del cuerpo. No soy una persona religiosa, pero sí espiritual. Lungs estuvo asociado a cosas corporales, la sangre, la carne, envueltas en un estilo gótico; Ceremonials tiene que ver más con la lucha entre el físico y el espíritu, si quieres mantenerte aprisionado en el cuerpo o trascender con la música.
-¿Ya tienes definido el concepto del nuevo disco?
-Estoy trabajando en eso. Tengo varias ideas en mi cabeza, pero la todavía no he escrito nada.
-¿Cómo es tu proceso de composición?
-Me es muy difícil hacerlo sola, porque me quedo atrapada en mi propia cabeza. Necesito tener alguien con quien discutir y materializar las ideas, y en eso me ayuda mucho mi amiga Isabella Summers. Pero en general es un proceso muy instintivo, canto lo que me viene a la cabeza, y a partir de ahí vamos modificando todo. Cambiamos todo el tiempo las canciones, incluso cuando las estamos grabando. Hemos acabado con la paciencia de muchos ingenieros musicales. Soy una pesadilla.
-La mayoría de las cantantes femeninas actuales cultivan imágenes fuertes, desde la eterna y camaleónica Madonna a Lady Gaga, Kate Perry y Adele.
-Creo que todas tenemos una imagen muy personal, que es la extensión de la personalidad de cada una; nada es fabricado. Tener una imagen fuerte es también una forma de protección frente a la exposición pública, que cada vez es mayor. No creo que sea algo que tienes que tener sí o sí, pero es una herramienta que nos sirve a las artistas mujeres para expresarnos mejor y protegernos. En el caso de los hombres, no es tan importante porque creo que el escrutinio público es mucho mayor sobre las mujeres, la forma en que nos vemos, no se nos perdona nada.
-¿Cómo llevas eso de haberte convertido en un ícono de la moda también?
-Me siento muy agradecida de haber entrado al mundo de la alta moda sin haber tenido que transar en aspectos sobre cómo me veo o lo que me gusta vestir. Me siento muy afortunada en ese sentido, en tener esta oportunidad. Para mí la moda es diversión, es una forma de expresión, es un escape. Desde chiquita me interesaba todo lo que tenía que ver con la moda, el vestirme como personajes de cuentos, y para estar expuesta sobre un escenario, creo que tienes que volver a esa sensibilidad propia de la niñez, estar entusiasmado, sin miedos, curioso. Cuando me visto para un escenario para mí es como si fuera una niña que se viste para jugar y divertirse.
-¿Ves la moda como un arte también?
-Sí, definitivamente puede serlo. Tuve la oportunidad de ver cómo trabaja Karl Lagarfeld, que usa la moda para manifestar físicamente su imaginación, sus sueños, y hace de sus creaciones obras de arte. La música no es algo físico, pero también es una forma de expresar y crear, generar sensaciones. Con Karl fue un placer trabajar juntos en el desfile de Chanel, en el que canté "What The Water Gave Me".
-La canción inspirada en un cuadro de Frida Kahlo.
-Sí, descubrí esa pintura de ella en un libro sobre artistas surrealistas. Me encantó su visión, ella siempre decía que no pintaba sus sueños sino su realidad, que era oscura.
UN SHOW CEREMONIAL E HIPNOTIZANTE
RIO DE JANEIRO.- Cuidados, exactos e hipnotizantes, los shows de Florence + the Machine no dejan a nadie indiferente.
Así lo demostró en su presentación hace dos semanas en el HSBC Arena de Río de Janeiro, donde cantó dentro del marco del Summer Soul Festival, que incluyó a las también artistas británicas Rox y Dionne Bromfield, al estadounidense Bruno Mars, y al brasileño Seu Jorge.
Ambientado como si fuera una catedral con un estilo mezcla de gótico con art deco, con cinco paneles anaranjados que simulan ser vitraux, el escenario se volvió un altar ceremonial ni bien ingresó Florence Welch, cubierta en un vestido-túnica azulino que remite a los diseños de Erté. Con su ondulada melena pelirroja y los sensuales movimientos de sus brazos y manos pareciera ser una doncella pre-rafaelita, pintada por Dante Gabriel Rossetti. En la elección de los temas visuales se nota la influencia de su madre, decana de la facultad de Artes de la Universidad de Londres y especialista en arte renacentista.
Ya con "Only If For a Night" y "What the Water Gave Me", de su nuevo disco, Ceremonials, Welch logró la atención del público carioca, que poco a poco se fue dejando encantar por su dulce pero a la vez potente voz. La acompañaron luego coreando a viva voz "You've Got the Love", "Rabbit Heart" y "Cosmic Love", temas de su anterior álbum, Lungs. Como en éxtasis, haciendo giros sobre el escenario y dando alaridos en "Howl" y "Dog Days Are Over", el concierto llegó a su apogeo. Y para cuando entonó las exitosas "Never Let Me Go" y "Shake It Out", Florence ya tenía a toda la audiencia dominada, como cautiva dentro de la pequeña jaula para pájaros del tatuaje que adorna un dedo de su mano derecha...
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