miércoles, 25 de enero de 2012

Sex in Japan: las niñas del pomo

Un interesante desfile de arte memético comienza a popularizarse en la Red, sobretodo en Japón. Se trata de publicar fotografías de niñas (tu amiga, tu hermana, tu novia, tu misma) lamiendo la manija de una puerta. El origen de esta tendencia es ciertamente quimérico, ya que involucra una noche de copas, un tweet, una respuesta, y el inicio de una serie fotográfica que sería replicada por muchos.

“El ímpetu se origino con un tweet emborrachada. Tuitie que una serie fotográfica de una niña lamiendo la manija de una puerta sería un gran hit” afirma Ryuko Azuma, ilustradora famosa por sus dibujos vanguardistamente sexys. Fue entonces cuando Ai Ehara, una fotógrafa con entonces 21 años, respondió al tweet y así nació el proyecto ”Doorknob Shojo” (la niña de la manija), un blog destinado a publicar decenas de imágenes de niñas lamiendo manijas de puertas. Y Azuma tuvo razón, ya que las imágenes se viralizaron rápidamente y la serie fotográfica terminó por ser referida en la prensa, incluyendo un programa de televisión.

Las imágenes muestran a niñas arrodilladas frente a puertas con su boca o lengua tocando la manija. La carga sexual de la serie es bastante evidente ya que si bien la manija no es necesariamente un elemento fálico, lo cierto es que la postura que adoptan las niñas para llegar a su objetivo irradia una sumisa actitud -y recordemos que el sexo en muchos entornos responde exclusivamente a una relación de poder-. Pero más allá de este halo sexual, tal vez lo más atractivo de la serie radica en dos puntos: el primero, la yuxtaposición o ambivalencia que presentan: una puerta no es necesariamente un objeto sexual, o al menos no en el cliche, y el lamer tampoco es un acto exclusivamente erótico ya que esta originalmente ligado al sentido el gusto. Pero curiosamente cuando se combinan estos dos emerge, casi inevitablemente, una proyección sexual. En cuanto al segundo punto se trata de una interpretación más orientada a la metafísica: la puerta es uno de los arquetipos más significativos, es el pasó al más allá, es la transmutación, la esencia e la exploración, y el hecho de ver a una joven lamiendo precisamente el axis de la puerta, la manija, no deja de ser orgánicamente llamativo.


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