El mítico bar La Capilla, de Avellaneda y Mendoza, cerró anoche finalmente sus puertas ante la presencia de un nutrido número de parroquianos que siguieron hilvanando anécdotas llenas de nostalgia.
A pesar de que el último café se tiró a las 20, las mesas estuvieron colmadas como nunca.
La Capilla había abierto sus puertas en los años 20 y en 1946 se hizo cargo de su administración la familia Nakamatsu, inmigrantes japoneses que recayeron en Rosario buscando un destino mejor.
Anoche, al barrio Echesortu lo invadía la nostalgia. La Capilla cerró sus puertas y el futuro es incierto.
A pesar de que el último café se tiró a las 20, las mesas estuvieron colmadas como nunca.
La Capilla había abierto sus puertas en los años 20 y en 1946 se hizo cargo de su administración la familia Nakamatsu, inmigrantes japoneses que recayeron en Rosario buscando un destino mejor.
Anoche, al barrio Echesortu lo invadía la nostalgia. La Capilla cerró sus puertas y el futuro es incierto.
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